La vasija sin grietas, estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía idónea para los fines para los cuales había sido creada. Pero la pobre vasija agrietada, estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que, al cabo de dos años le dijo al aguador:
“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque debido a mis grietas sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo”
El aguador le contestó: “Cuando regresemos a casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”. Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió sintiéndose apenada, porque al final sólo guardaba dentro se sí, la mitad del agua del principio.
El aguador le fijo, entonces: “¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas, y sembré semillas de flores. Todos los días las has regado y durante dos años, yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza”
Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
(Cuento de la tradición oral india)
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