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jueves, 7 de octubre de 2010

De mendigo a Premio Nobel

LA INCREIBLE HISTORIA DEL CIENTIFICO ITALO-ESTADOUNIDENSE PREMIADO POR INVESTIGAR LAS CELULAS MADRE
De mendigo y chico de la calle a ganar el Premio Nobel de Medicina

Mario Capecchi confesó que robó para comer. Y que lo salvó la "voluntad de sobrevivir".
Por: Ana Baron

"UN BUSCAVIDA" ASI SE AUTODEFINE EL GENETISTA ITALIANO RADICADO EN EE.UU.
La creatividad en la ciencia es el resultado de una yuxtaposición de experiencias de vida que no se puede repetir". Mario Capecchi, uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2007 lo dice con convicción. De chico de la calle a Nobel, su vida es uno de los ejemplos que mejor ilustran esa idea.

Capecchi nació en Verona, Italia, en 1941. Su madre, Lucy Ramberg, una poetisa americana, había tenido una breve relación con Luciano Capecchi, un aviador italiano. Pero el idilio no prosperó y tuvo que criarlo sola.

Vivían en los Alpes tiroleses cuando los alemanes se llevaron a su madre al campo de concentración nazi de Dachau, en Alemania. Capecchi tenía apenas 3 años y medio. Unos vecinos lo recogieron. Su madre les había pedido que lo cuidaran si algo llegaba a pasarle.

Consciente de que podía ser arrestada por sus ideas antinazis y antisocialistas, les había dejado dinero para que Mario no fuera una carga económica. Pero cuando el dinero se terminó, la familia —cuyo nombre Capecchi nunca quiso revelar— lo abandonó.

Capecchi comenzó a deambular por la calles, solo, con bandas de chicos sin techo como él. Comía los restos que encontraba en los tachos de basura. A veces se refugiaba en los orfelinatos donde le daban sólo café y un pedazo de pan para comer por día. Y hasta llegó a robar para comer.

"Mi recuerdo de esos años son vívidos, pero no tienen continuidad, son como fotografías. Algunas son brutales, sin descripción, otras son más agradables", dijo cuando le otorgaron el premio Kyoto en 1996. "Recuerdo que siempre tenía hambre. Al final me internaron en un hospital en el sur de Verona donde luché contra la fiebre que me provocó la malnutrición, desnudo en una cama, durante un año".

En 1945 su madre fue finalmente liberada de Dachau y luego de 18 meses de búsqueda, finalmente lo encontró. Lucy fue liberada el día en que Mario cumplió nueve años. Los dos juntos emigraron a los EE.UU. Capecchi comenzó entonces la escuela primaria sin saber leer, escribir ni hablar inglés. En 1961 obtuvo una licenciatura de Física y Química en el College Antioch del estado de Ohio, antes de lograr en 1967 su doctorado de Biofísica en la Universidad de Harvard.

Recientemente cuando le preguntaron si esos años le habían permitido tener confianza en sí mismo o había alimentado su imaginación, dos cualidades muy importantes para un científico, Capecchi respondió: "Cuando miro para atrás lo que me maravilla es la persistencia de un pequeño. Ante la ausencia de todo tipo de esperanza, la voluntad de sobrevivir persistió".

Capecchi dice que muchos piensan que es un cabeza dura, pero él se define como una persona "persistente" y "un buscavida". "En la calle usted sólo depende de usted mismo para lograr algo —agregó—. Y eso es esencialmente lo que es necesario hacer en la ciencia".

Perfil
Mario Capecchi

Al ganar el Premio Nobel, lo primero que hizo fue nombrar a todos los que trabajaron con él. "Es un gran honor para todos aquellos, presentes y pasado, que trabajaron conmigo", fue lo que dijo a la prensa. Es doctor en Biofísica (Harvard). Está casado y tiene una hija.

NACIO: EN ITALIA EN 1937.

VIVE: EN EE.UU.

ESTUDIO: EN HARVARD.

ENSEÑA: EN UTAH.


Tres amigos y una meta

Mario Capecchi comparte el Nobel de Medicina con sus colegas Martin Evans y Oliver Smithies. Los tres investigadores —que trabajaron por separado, aunque son amigos— ayudaron a desarrollar la técnica de direccionamiento de genes, de amplio uso en laboratorios y que marcó un cambio enorme en la Biomedicina. Por esta metodología se obtienen los ratones mutantes que permiten estudiar mejor cómo se genera una amplia gama de patologías, desde el Alzheimer hasta el cáncer. Capecchi demostró que ciertos genes defectuosos podían ser reparados con la introducción de nuevo material genético

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