
Si no somos capaces de abrazar nuestra propia soledad, utilizaremos al otro como escudo contra nuestra soledad.
Sólo cuando es posible vivir como el águila, sin público, se puede amar a otra persona, solo entonces puede importarle a uno que la otra persona crezca."
Irvin Yalom, "El día que Nietzsche lloró"
No hay comentarios:
Publicar un comentario